Las pequeñas y medianas empresas (PYME) son la columna vertebral de muchas economías. No sólo ofrecen oportunidades de empleo, sino que también contribuyen al crecimiento económico y son una fuente clave de innovación. Sin embargo, las PYME suelen ser vulnerables a las fluctuaciones de las condiciones micro y macroeconómicas. Cuando la industria en la que operan experimenta un crecimiento, las PYME tienden a prosperar, pero si se contrae, pueden luchar por sobrevivir, enfrentándose a retos financieros como problemas de tesorería y dificultades para conseguir financiación.
Para ayudar a las PYME a superar estos obstáculos, una solución posible es ampliar el plazo de amortización de sus préstamos. En este blog analizaremos por qué la ampliación de los plazos de amortización de la deuda puede beneficiar tanto a los prestamistas como a las PYME.
El principal objetivo de los préstamos es proporcionar recursos financieros a las empresas durante un periodo determinado y recibir el reembolso de esos fondos, junto con los intereses. Sin embargo, las PYME encuentran a veces obstáculos, como restricciones de tesorería y gastos imprevistos, que dificultan el reembolso de los préstamos. En estas situaciones difíciles, ampliar el plazo de amortización puede ser el mejor planteamiento tanto para el prestamista como para la PYME, ya que permite a la PYME mantenerse al día con los pagos del préstamo mientras los inversores siguen recibiendo algunos pagos de la deuda.
Ampliar el periodo de amortización puede ayudar a las PYME a gestionar mejor su flujo de caja y reducir el riesgo de impago de los préstamos, lo que puede tener graves consecuencias para ambas partes implicadas. Aunque la ampliación de los plazos de amortización presenta inconvenientes para los inversores, esta opción puede ofrecer una solución práctica a las PYME que se enfrentan a dificultades financieras, permitiéndoles cumplir con sus obligaciones mientras los prestamistas siguen percibiendo los intereses del préstamo.
Además, adoptar un enfoque de línea dura con las PYME que tienen dificultades para devolver sus préstamos puede dar lugar a un proceso judicial largo y costoso, que no es deseable para ninguna de las partes. Al ampliar los plazos de amortización de la deuda, los prestamistas pueden ayudar a evitar este resultado y, en su lugar, fomentar una relación de trabajo positiva con las PYME, promoviendo la confianza mutua y la cooperación.
Es importante destacar que en todas las remodelaciones amistosas se siguen pagando intereses sobre todo el capital pendiente y, además, en muchos casos se aumentan los tipos de interés para compensar a los inversores por la prórroga.
En resumen, la prórroga del reembolso de la deuda de los préstamos a PYME, aunque no sea el escenario inicialmente esperado por los inversores, puede ser el mejor enfoque en una situación difícil. Proporciona un plan de amortización de la deuda, mientras que los inversores siguen percibiendo intereses y también apoyando a la PYME para que mantenga su negocio. Adoptar un enfoque flexible y de apoyo a la concesión de préstamos, ambas partes pueden beneficiarse de una relación de trabajo positiva.