Salvo excepciones, el ser humano tiende a no querer sobresalir. Somos animales de rebaño. Nos dejamos influir por opiniones, actitudes y decisiones de otros. Fundamentalmente si esos otros son admirados o entendemos que deben serlo. En este sentido, hay muchos estudios en psicología social que demuestran esta disertación. Uno de los más relevantes lo llevó a cabo el psicólogo polaco-estadounidense Solomon Asch.
Los conocidos experimentos de conformidad con el grupo de Asch fueron extremadamente determinantes a la hora de demostrar algo que se intuía, pero no estaba contrastado: el ser humano es conformista.
Así, se les pidió a los participantes que formasen parte de una especie de “prueba de visión”. La clave estaba en que todos eran actores, cómplices con el investigador, excepto uno. Se les mostraron unos folios con líneas de diferentes tamaños, preguntándoles cuál de ellas era más larga. Los actores, compinchados, contestaron mal adrede, dejando que, en último lugar, contestara el único sujeto que no formaba parte del experimento. Para sorpresa de todos, respondió lo mismo que los actores.
¿Dio esa respuesta sabiendo que estaba equivocado para “quedar bien” con el resto o fueron las respuestas del resto de participantes las que cambiaron su percepción de la realidad?
Ante situaciones inciertas o urgentes, estemos más o menos informados -fundamentalmente cuando sabemos poco-, tendemos a ser predeciblemente irracionales. Este efecto mimético que se produjo a raíz del experimento de Asch nos da muchas claves para entender cómo debemos comportarnos a la hora de tomar decisiones.
A la hora de invertir, de diversificar tu cartera, no es bueno dejarse llevar por la imitación; por decisiones irracionales. Como he mencionado en anteriores artículos, hay muchas formas de tomar decisiones basadas en la lógica y en la razón. También hay malas prácticas. En cualquier caso, estas pruebas llevadas a cabo a principios de los 50 no son más que otro ejemplo de lo cautelosos que debemos ser a la hora de invertir nuestro dinero.
La realidad de los mercados financieros pone en evidencia que, en ocasiones, los inversores muestran comportamientos irracionales. Desde Criptalia te animamos a que inviertas con cabeza en proyectos sostenibles y éticos, desde tan solo 20 €.